Tenemos la responsabilidad individual de la revitalización de nuestra iglesia. He estado en el ministerio lo suficiente como para haber sido testigo de que he visto malos pastores dañar a buenas iglesias, y también he visto que malas iglesias dañar a buenos pastores. Ahora, esto no está escrito para señalar con el dedo a nadie, sino para recordarnos que tenemos un papel en el cumplimiento, en la revitalización de nuestra iglesia y lamentablemente muchos creyentes no funcionan en ese papel. Las iglesias necesitan revitalización por muchas razones. Todo, desde la falta de voluntad para cambiar o el enfoque de la iglesia es soloen si mismo, oh no aceptar la responsabilidad del estado actual de la iglesia, hasta incluso negarse a admitir que necesitan ayuda.
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